El bañado o el chapado en oro de una joya son procesos diferentes de fabricación que influyen tanto en el coste final de la pieza como en la durabilidad de la misma en función de la cantidad de oro que se les aplique. Las técnicas son distintas, ya que una se basa en un simple baño de oro y la otra en una incrustación de una lámina.
Un baño de oro suele llevar entre 0,1 micra y 0,5 micras o incluso más, y le otorga a una joya un aspecto lujoso que nada tiene que envidiar a las joyas chapadas y que solo un experto podría diferenciar aplicando técnicas de joyería. Se utilizan procedimientos electrolíticos y soluciones químicas.
El chapado en oro consiste en incrustar una lámina de oro entre 1 micra y 10 micras de espesor con corrientes eléctricas o aplicando soluciones químicas.
En realidad, los procesos de producción son parecidos aunque varían los espesores de oro utilizados.
Ambos tipos de acabados han de cuidarse para alargar la vida de las joyitas. Evitar los perfumes o productos químicos es crucial así como evitar la exposición de las mismas al sol, al cloro o la salitre. Es verdad que la sudoración o el ph de la piel de cada persona también influye en el desgaste del baño o chapado así que una simple limpieza con agua y jabón neutro o usar toallitas limpia plata será una buena solución para cuidarlas correctamente.
Si quieres saber más sobre cómo cuidar tus joyitas, lee nuestro post sobre su cuidado.